Juro Solemnemente Que Mis Intenciones No Son Buenas

4 jun 2023

Una Reflexión Ética Del Conflicto Armado Colombiano

La violencia en nuestro país ha generado una desintegración en las relaciones sociales, generando una vulneración y en algunos casos una eliminación por completo de los derechos humanos, produciendo consecuencias que aún no hemos podido resolver en la actualidad. Ante esto, aparece la ética compasiva como herramienta de resiliencia, pero también de justicia para lograr la convivencia en una sociedad fracturada por el conflicto armado.

La ética son las normas de convivencia que permiten al ser humano convivir con cierta armonía, en el transcurso de las décadas se han encontrado diferentes paradigmas al momento de convivir con el otro. El actual paradigma resalta la importancia en las diferencias, es decir, aprender a vivir y valorar la diversidad del otro. En Colombia no hemos tomado esa pauta, todo lo contrario la hemos obviado generando como resultado un conflicto violento a partir de las diferencias políticas e ideológicas. En los últimos años hemos logrado entender la importancia de la ética. Esta nos ha dado dos respuestas frente al conflicto armado: El olvido (una práctica habitual en Colombia) o la memoria.

Acertadamente la mayor parte de la sociedad Colombiana apostó por la memoria, un trabajo arduo y complicado, ya que esta abre heridas del pasado, pero solo desde la memoria se puede conocer el sufrimiento e historia real de las víctimas y del conflicto armado en Colombia. La memoria es justicia e implica el compromiso de reparar en ese proceso esas heridas abiertas.  La memoria reivindica las víctimas, les da el poder, les da la responsabilidad de actuar y de accionar para que no vuelva a pasar lo sucesos del pasado. Cuando hablamos de víctimas también nos referimos al victimario, este tiene un papel central para lograr una verdadera convivencia partiendo de las diferencias; la violencia no deja a nadie indiferente, en el caso del victimario este se deshumaniza por los actos realizados y su forma de ver el mundo, en la que el sacrificar a alguien por una idea es defender la idea y no cometer un crimen. El victimario no logrará el perdón con décadas de cárcel, ni rezando todos los días un ave maría, el verdadero perdón solo lo podrá obtener si la víctima lo perdona. La sociedad colombiana tiene que entender que el conflicto armado representa de alguna manera su identidad, no la puede, ni debe negar, debe responsabilizarse para tomar acción, desde ahí podemos iniciar con una verdadera ciudadanía capaz de respetar las diferencias.

La ética compasiva va de la mano con la memoria, puesto que ambas tienen el objetivo de crear las condiciones de vida necesarias para que no se repita nuevamente las masacres, falsos positivos, hijos capturados, padres asesinados, madres violadas y muertos sin familia.