Hola mi gente linda, ¡¿Cómo estánnnnnnnnnnn?!
Espero que muy bien y
que se encuentren felices, hoy les contaré la última tragedia que tuve en el
2020, más precisamente el 31 de diciembre, a las 8 de la noche. La historia
comienza así:
Como es costumbre en mi
familia, a finales de cada año hacemos Tamales (como buena familia Tolimense),
una de mis tareas en ese día era moler el maíz, comprar ingredientes que
faltarán y así sucesivamente, la última labor que tenía era cuidar los tamales
mientras se encontraban cocinando en un olla, cada media hora tenía que agregar agua al recipiente que contenía los tamales, para que estos no se quemaran.
Este proceso duro
aproximadamente tres horas, en el transcurso del tiempo realice varias
actividades, una de ellas comer, ya que mi querida Madrastra me había dado unos buñuelos
(que la verdad estaban poco apetecibles, pero tenía que aceptarlos como muestra
de obediencia ante el señor feudal), seguí con mi propósito de vida que era por
un lado no dejar que se quemaran los tamales y por el otro no suministrar
demasiada agua a estos, porque se pondrían aguados; Si esto pasaba seria castigado
de maneras macabras, tener que limpiar todos las ollas y platos que se usaron
para la creación de los tamales.
Finalmente termine mi
tarea y fue todo un éxito, los tamales estaban deliciosos, el Ratatouille se
queda pequeño ante semejante obra culinaria. Después de esto me bañe y me
coloque la ropa para recibir el inicio del año, estaba entre la familia,
disfrutando cuando de repente mi barriga sintió un crujido, obviamente me di
cuenta que se ve avecinaba el infierno a mi pobre barriga.
Por ello tome la decisión
de ir al baño a hacer mis necesidades, al instante en el que me siento en el
inodoro sufro un ataque de diarrea sumamente increíble, insólito, espectacular
y aterrador, cuando por fin ceso semejante espectáculo, cogí el papel higiénico para limpiarme, pero de
repente empecé a tener cierto sabor en la garganta y pensé: “mierda voy a
vomitar”, busque algún lugar donde vomitar, siendo el más cercano la caneca de
los papeles sucios del baño, no lo pensé dos veces y cogí el recipiente, cuando
empecé a vomitar de un momento a otro también volví a hacer heces(más específicamente
diarrea) y yo solo pensaba esto sólo me
pasa a mí.
Seguramente muchos estarán
pensando que asco, otros con cierta compasión y otros riéndose de mí, pero créanme
en ese momento no me estaba riendo, tras
un minuto de realizar al mismo tiempo estas dos feas acciones: vomitar y cagar,
me puse a reflexionar ¿por qué a mí? Y tuve la respuesta, citando la tercera Ley
de Newton que a toda acción corresponde una reacción, y la acción en este caso fueron
los benditos buñuelos de mi Madrastra, ESTOS BUÑUELOS SEÑORES NO ERAN BUÑUELOS ERAN
BOLAS DE GRASA, ERAN LOS MISMOS CACHETES DE IVÁN DUQUE SEÑORES Y SEÑORITAS. Mi Madrastra
no me quería premiar por mi trabajo en el cuidado de los tamales, lo que quería
era envenenarme.